abanico
El tipo desesperado va a consultar al sexólogo:
Verá Doctor, tengo un problema. Cuando hago el amor con mi mujer, me da la impresión de que no siente nada. Algunas veces incluso se duerme
Eso tiene una explicación científica, -dice el doctor- algunas mujeres en estado de excitación se acaloran tanto, que les es imposible sentir nada. Trate de hacer el amor y abanicarle al mismo tiempo
El tipo contento, sabiendo la solución a su problema, sale decidido a contratar a alguien que los abanique y encuentra un negro en un semáforo que acepta abanicarlos por $100 esa misma noche.
A la noche, el negro se aparece y el tipo le da las instrucciones:
Bueno, ésto es fácil, mientras hago el amor a mi esposa, vos la abanicás, ¿entendido?
Sí, dice el negro y empieza a abanicar.
Acto seguido, empiezan a hacer el amor; la mujer (como siempre) está con cara de póquer y sin sentir nada,
¿Sentís algo Julieta? pregunta el tipo
No, no siento nada le contesta la mujer
¡Abanicá más fuerte, negro! le grita el tipo; el negro empieza a abanicar un poco más fuerte.
¿Ahora, mi amor? ¿sentís algo?
No, nada
El tipo, enojado porque no da resultado lo del abanico le grita al negro:
¡Negro! ¡No abanicás nada! ¡Dame ese abanico! Ponete en mi lugar que yo abanico
El negro, obediente, cambia lugares con el tipo, inmediatamente saca tremendo pedazo de pija y empieza a darle con todo a la mujer, que empieza a gozar y gritar como una loca, todo esto mientras el esposo abanicaba.
¿Y Julieta? ¿Sentís algo ahora?
¡Sííííí! ¡Ahora sí, siento todo!, responde la mujer entre jadeos y gritos de gozo
¿Ves negro de mierda? ¡Así se abanica!