conocido

Un gallego va caminando tranquilamente por la calle cuando, al cruzar por delante de una vidiriera, se ve reflejado en el cristal, lo que provoca que se pase todo el día pensando:

¡Joder! ¿De dónde conozco yo a ese tío que estaba en la vidriera? ¿Dónde lo he visto?

Pasa todo el día preocupado pensando en el tema; por la noche, ya acostado, sigue dándole vueltas al asunto en la cabeza cuando al fin cae en cuenta:

¡Coño, ya lo sé! ¡Es el que se corta el pelo delante de mí en la peluquería!

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